Tras los pasos de Virginia en la historia de Clarissa

La periodista y escritora María José Vidal Castillo («Tras las cortinas», 2017) comparte con nosotros reflexiones que le suscita la lectura de «La señora Dalloway«, una de las obras más representativas de Virginia Woolf. Destaca la presencia de aspectos autobiográficos en los personajes y repasa temas como la muerte y la locura, recurrentes en la trayectoria literaria de la autora británica.

La señora Dalloway y la fuerza del recuerdo

Ha pasado el tiempo. La señora Dalloway de esta novela no es la misma que Virginia Woolf creó una década atrás y que presentó a sus lectores como una dama snob y superficial en fin de viaje. Sigue siendo la perfecta esposa de un político de éxito, el ángel femenino de todas las buenas casas victorianas, pero ha crecido como personaje porque ha recuperado sus recuerdos.

Virginia en Clarissa

Virginia Woolf decía que el pasado era hermoso porque las emociones completas no podían vivirse en el presente, solo desde el recuerdo. También decía que todas las experiencias de la vida de un escritor estaban presentes en su obra, como si toda ficción fuese en realidad una autobiografía. Por tanto, debemos preguntarnos qué hay de Virginia en la señora Dalloway. Su madre, Julia Stephen, deseaba que sus hijas fueran como su protegida Kitty Lushington, posteriormente convertida en Kitty Maxse y es en ella en quien se inspira Virginia para crear a la señora Dalloway. Julia no lo consiguió y tampoco tuvo éxito su hijo George, ridiculizado en esta novela bajo el papel de Hugh Whitbread que nunca logró convertir a sus hermanas en las maravillosas amas de casa que se suponía que debían ser.

Virginia en Septimus

Hay mucho más de Virginia en el segundo protagonista de esta historia, el torturado Septimus, que regresó de la Gran Guerra convertido en héroe, pero loco, tras enfrentarse a la muerte y descubrir con horror que era incapaz de sentir. Virginia también había sufrido de cerca la pérdida de muchos seres queridos y se había sentido horrorizada de su propia crueldad hacia otros seres humanos. Ambos compartían su obsesión por la muerte como única vía de liberación, pero solo Septimus logró huir. Virginia, como él, también se arrojó una vez por una ventana, pero ella tuvo que seguir viviendo muchos años más. Los médicos nunca comprendieron la locura de Virginia. Tampoco la de Septimus.

Virginia vs Clarissa

Clarissa eligió al conveniente señor Dalloway como marido. Virginia, en cambio, optó por su propia versión de Peter Walsh, su amado Leonard Woolf, y se negó a ejercer su papel de esposa como si fuera una profesión. Ella eligió el desvarío de Septimus frente al orden social de la señora Dalloway porque la cordura para ella implicaba el olvido y ella era incapaz de renunciar a esos recuerdos que la convertían en la mujer que realmente fue, la que todos conocemos a través de sus libros. Sensible, especial, única.

 

De tu interés

Tertulia sobre «La señora Dalloway» de Virginia Woolf

 

Por María Ortiz

1 comentario en “Tras los pasos de Virginia en la historia de Clarissa”

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