Hablar sobre cualquier texto de Theodor Fontane supone hacerlo sobre las ciudades en las que ubica sus tramas. En «La adúltera», la novela que centra la tertulia de octubre, no lo es menos, y Berlín y su Fischerinsel, Mitte, Tiergarten, Treptow o Stralau, adquieren un significado protagónico que trasciende la condición de mero escenario. En una literatura donde las costumbres -y el desafío que supone salirse del riel- tienen tanto peso, la impregnación ambiental es esencial.
A lo largo de este texto Fontane desliza reflexiones, impresiones, vivencias derivadas del día a día en un determinado rincón del mundo, convirtiendo este en uno de los aspectos más interesantes de esta obra.
Fue cronista, corresponsal de guerra y viajero empedernido. Tenía el ojo hecho y la pluma suelta para hablar tanto sobre el evento en sí como el marco en el que adquiere su pleno sentido. De hecho, buena parte de los actos de conmemoración de los 200 años que han transcurrido desde su nacimiento estriban sobre su muy reconocido cuaderno de viajes «Paseos por la Marca de Brandemburgo» (Wanderungen durch die Mark Brandenburg, 1862-1906).
Como homenaje al autor comparto una serie de imágenes sobre lugares señalados en su biografía.
Neuruppin
Fontane nace y se cría en esta ciudad brandemburguesa. Su padre es farmacéutico y en esta profesión se inicia en el mundo laboral, que luego abandona para dedicarse al periodismo y la escritura.

Berlín
«El invierno no tiene carta de residencia en este valle o al menos no es éste su sitio adecuado. Quiero volver a donde se sabe convivir con él y se le entiende», dice Melanie, la protagonista de «La adúltera», para referirse al deseo de volver a Berlín.

«Me atrae más el norte, lo siento más y más como la patria de mi corazón. Y siempre lo será, a pesar de todo lo pasado», continua relatando la joven, oriunda de Suiza y, sin embargo, atada emocionalmente a Berlín.

Paseos por la Marca de Brandemburgo
Fundamentales en su trayectoria literaria.
De sus viajes, rescato las emotivas palabras que dedica para honrar la memoria de Heinrich von Kleist, uno de los representantes del Romanticismo alemán, con motivo de la ruta que le lleva ante las tumbas que acogen los restos mortales de este escritor y de su compañera y musa. A orillas del lago Wannsee, entre Berlín y Potsdam, Kleist acaba con la vida de Adolfine Vogel, a la que llama Henriette, enferma de un cáncer en fase avanzada, para después dirigir el arma contra sí mismo.

Cementerio de la comunidad francesa
Los padres del autor son de origen hugonote, comunidad venida de Francia que llega a ser casi un cuarto de la población berlinesa en aquella época.
En el cementerio II de la comunidad francesa de Berlín, sito en la Liesenstraße, están enterrados Fontane y su esposa.
Una antigua capilla acoge desde 2012 una exposición permanente con textos, citas e imágenes que repasan la vida del escritor.

Por María Ortiz