Ocho razones para temer

Miedo a lo desconocido, a lo inexplicable, a la muerte, el gran misterio. El miedo es la superstición, el camino mágico, lo que está, pero se escapa a la lógica. Es el arrebato, la locura, el remordimiento, el grito en las oscuras zonas del alma. Miedo de noche, claro, en las sombras, pero más tremendo es el miedo a plena luz, cuando el día no sirve ya como consuelo. El miedo lastra, el miedo marca, el miedo mancha.

Titulamos la tertulia de noviembre de 2019 como «ocho razones para temer», pues ocho fueron los relatos de terror propuestos para lectura y comentario. A todos les une y reúne el miedo en alguna de sus facetas o efectos. En todos la intriga está construida como una carrera vertiginosa hacia un final que no siempre es el alivio ansiado por sus víctimas. La tensión narrativa es elemento sustancial al tema. Comas y puntos a granel, frases cortas en abundancia. Todo rápido. Todo repentino. Todo inesperado. Aterrador.

La importancia de la tradición oral, de reunirse para contar historias, de lo que te ha contado tu abuela, tu tita, tu niñera, un buen amigo, es una constante en la mayoría de estos relatos. Que exista un testigo reconocible y conocido de los hechos asombrosos que se narran les da visos de verosimilitud, lo cual nos lleva irremediablemente a que se nos pongan los pelos de punta. El miedo gana enteros cuando lo vives en primera persona o lo que te cuentan le ha pasado a alguien próximo y… te puede pasar también a ti.

Y ya, sin más dilación, aquí tienes ocho razones para temer.

La perdición entró por los ojos

Título: «El hombre de arena» (en original, «Der Sandmann»). 1817. Autor: E.T.A. Hoffmann

  • Nathanäel vive marcado por la muerte de su padre cuando esté se encontraba haciendo experimentos no del todo claros con alguien muy extraño que, años después, vuelve a su vida ¡y de qué manera!
  • El relato toma el nombre de la leyenda popular del hombre de arena que, en la versión -muy gore- que aquí recoge Hoffmann, arrancaba los ojos de los niños, echándoles arena hasta sangrar, y luego se los llevaba como alimento a sus hijos.
  • Puntos interesantes:
    • La codicia, desencadenante de la desgracia.
    • Crítica al cientificismo. La técnica, cosa del diablo. La obra más representativa de esta oposición a transpasar los límites de la naturaleza es «Frankenstein». En «El hombre de arena», igual que hizo Mary Shelley en su icónica obra, el estilo epistolar, la comunicación por cartas entre los personajes, está presente.
    • Los sentidos son equívocos, confunden el entendimiento, nublan la razón. La «maldición» entra por los ojos.
    • Sube a escena la figura del «autómata», del casi humano, figura estrella en la narrativa posterior de ciencia ficción.
    • Construcción de una amenaza a la paz burguesa. La pesadilla, la locura. No es posible escapar de ello, una vez cruzada la frontera de lo prohibido.
    • Inspiró la pieza musical de Jacques Offenbach para su ópera «Los cuentos de Hoffmann» (1880) que coloca a Hoffmann como protagonista de las historias.
  • Sobre el autor: E.T.A. Hoffmann (1776-1822). De nombre Ernst Theodor Wilhelm, añade «Amadeus» en honor de Mozart, se inscribe en el movimiento romántico, en particular en el terror gótico, que surge en el siglo XIX como reacción al racionalismo. Es un artista completísimo con variopintas dedicaciones: carrera de leyes, crea una orquesta y organiza conciertos, tramoyista, escenógrafo, arquitecto. Lleva una vida desordenada, donde el alcoholismo, la sífilis y la locura cobran protagonismo. Su narrativa tiene una gran influencia en Poe y Kafka. Sus obras combinan lo grotesco y sobrenatural con un poderoso realismo psicológico. Su novela «Los elixires del diablo» (1816) es famosa por el uso del «Doppelgänger», el doble fantasma, recurso recurrente por ejemplo en el cine de David Lynch.
  • De interés: Vídeo «Der Sandmann to go». Más

Un clásico que no decepciona

Título: «El cuento de la vieja nodriza» (en original, «The old nurse’s story»). 1852. Autora: Elisabeth Gaskell

  • Reúne todos los ingredientes del terror clásico: todo ocurre en una mansión decrépita con ala prohibida incluida, el clima adverso sirve de telón de fondo, abundan las conversaciones en clave y sí, claro, hay órganos que tocan solos y fantasmas, ¡muchos!, naturalmente.
  • Sorprende la tolerancia o aceptación de la presencia de lo sobrenatural. Yo, en el pellejo de las protagonistas, habría salido espantada en la primera experiencia fuera de lo normal.
  • El más allá ajusta cuentas con el mundo de los vivos: todos los actos en vida tienen sus consecuencias para el resto de la eternidad.
  • Resulta magistral la penetración psicológica en los personajes (lo que hacen, lo que piensan, lo que se intuye que piensan) y destaca el dinamismo de sus mujeres protagonistas, mujeres con iniciativa.
  • Sobre la autora: Elisabeth Gaskell (1810-1865) es una novelista y escritora de relatos inglesa durante la época victoriana. Durante mucho tiempo ha sido recordada fundamentalmente por su biografía de Charlotte Brontë, pero actualmente sus novelas están siendo revalorizadas y ofrecen un excelente retrato de las vidas de muchos sectores sociales.
  • De interés: Conferencia sobre el universo creativo de Elisabeth Gaskell en la Fundación Juan March. Más

Miedo del miedo

Título: «El miedo» (en original, «La peur»). 1883. Autor: Guy de Maupassant

  • ¿Cómo se crean las leyendas? Con el boca a boca y pasando de generación en generación. Se amplifican en particular los detalles que se distinguen por su excepcionalidad. Tal y como está planteado el cuento, se puede ver claramente este proceso de construcción del acervo legendario.
  • La tensión narrativa está formidablemente resuelta. El relato tiene un estilo ágil y un ritmo trepidante.
  • Sobre el autor: Guy de Maupassant (1850-1893) es escritor fundamentalmente de cuentos, aunque también tiene novelas. Su obra se enmarca en la corriente naturalista, dentro del realismo. Es discípulo de Flaubert, que es amigo de su madre desde la infancia y ocupa el lugar de la figura paterna. Tanto es así, que incluso se llega a decir en algunos mentideros parisinos que Flaubert es su padre biológico. Su filósofo de cabecera es Schopenhauer. Sus historias, variopintas, transmiten la sociedad de su época. No se involucra en la historia y ejerce como ser omnisciente que se limita a transmitir sus observaciones. Promiscuo, pesimista, arrastra problemas nerviosos y tiene síntomas de demencia y pánico heredados: «Tengo miedo de mí mismo, tengo miedo del miedo y de la espantosa confusión de mi espíritu, de mi razón».

Lo sobrenatural en lo cotidiano

Título: «La mujer alta«. 1881. Autor: Pedro Antonio de Alarcón

  • No pienso dar ni media pista sobre el contenido, que es una auténtica bomba. No reviento el argumento si cuento que la figura central es la de la mujer alta, cuyos detalles vamos conociendo conforme la historia va avanzando. Que sea una figura pesadillesca, estando en el post que estamos, tampoco es de extrañar. Para tu mayor preocupación, te diré que la cosa no queda en el mundo de los sueños.
  • El autor se esmera en situar los hechos en unas coordenadas muy del mundo real: darle visos de realidad acentúa naturalmente el temor.
  • El lector queda atrapado en la historia desde la primera letra hasta el último punto.
  • Hay un giro interesante hacia el final del relato. Y, de verdad, no me tiréis más de la lengua, que me pongo a hablar y a hablar y… Pues eso, que hasta aquí puedo leer…
  • Sobre el autor: Considerado el «padre» del periodismo corresponsal por su «Diario de un testigo de una guerra de África», el escritor y periodista Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891) es un narrador de una gran habilidad. Aunque el marco espaciotemporal de sus novelas suele ser de estilo realista, sus personajes tienen un perfil romántico, simbiosis perfecta.

Llámalo leyenda

Título: «Las lavanderas nocturnas«. 1877. Autora: George Sand

  • La leyenda envuelve un hecho real absolutamente trágico, el del infanticidio.
  • Tiene mucho del carácter oral de las leyendas populares que cunden como la pólvora y alimentan creencias y supersticiones que perviven.
  • Estas leyendas encuentran su lugar en el imaginario colectivo.
  • La luna y el agua aparecen como símbolos del más allá.
  • Insiste en una idea recurrente en estas leyendas: mejor no mezclar ambos mundos.
  • Sobre la autora: George Sand, pseudónimo de Amantine Aurore Lucile Dupin de Dudevant (1804-1876) es una destacada escritora, periodista y revolucionaria francesa. Dentro de su círculo de amigos se encuentran el compositor Franz Liszt, el pintor Eugène Delacroix, el escritor Heinrich Heine así como Victor Hugo, Honoré de Balzac, Julio Verne y Gustave Flaubert. Se siente muy unida a la vida popular, a las tradiciones de la gente del campo.

El alto precio del capricho

Título: «El monte de las Ánimas«. 1861. Autor: Gustavo Adolfo Bécquer

  • La leyenda cuenta lo que le ocurre al joven Alonso al intentar complacer a su prima durante la noche de difuntos.
  • El autor incorpora a la historia a los templarios, orden a la que rodea un halo de misterio.
  • La lectura de esta leyenda suele realizarse en España en la etapa escolar de educación obligatoria. Así lo recordamos la mayoría de las participantes en la tertulia y fue unánime la impresión de cómo, pese a los años que han pasado, sigue dándonos tanto miedo como entonces.
  • Sobre el autor: Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) es un poeta y narrador enmarcado en el post-romanticismo. Aunque en vida ya alcanza cierta fama, solo después de su muerte y tras la publicación del conjunto de sus escritos obtiene el prestigio que hoy se le reconoce. Sus famosas «Rimas y leyendas» son la recopilación de escritos que va publicando a lo largo de su vida. En lo que respecta a las leyendas, se trata de narraciones que evocan el pasado desde un enfoque íntimo. Se caracterizan por una acción verosímil con una introducción de elementos fantásticos.

Delicioso humor negro

Título: «El fabricante de ataúdes«. 1830. Autor: Alexander Pushkin

  • El relato parte de Adrian Projorov, fabricante de ataúdes, un ser sombrío, aburrido. Durante una celebración, alguien propone que cada cual brinde por sus clientes. Al sentirse objeto de burlas, se envalentona y «reta» a los muertos, sus clientes, «aquellos para los que trabajo», dice, a acudir a un banquete a su casa. Para su asombro… pues eso, lo que estás pensando.
  • Del cuento destaca la comicidad pese a lo macabro del tema.
  • Sobre el autor: Alexander Pushkin (1799-1837) mama la pasión por los libros desde la cuna. Lector incansable desde su infancia, la casa de sus padres es escenario de tertulias literarias. Recibe una educación exquisita. Su estilo narrativo tiene la influencia de Dostoievski y Tolstoi, siendo en él característica la fusión del drama, el romance y la sátira. Masón «indisciplinado», lleva una vida «de película» y tiene un final netamente romántico: muerte en duelo.

Y, como guinda para el pastel…

Invadido, expulsado

Título: «Casa tomada». 1947. Autor: Julio Cortázar

  • El planteamiento es desquiciante en todos sus frentes: Cortázar nos hace aterrizar en una casa colonial antigua que cuidan con esmero dos hermanos (Irene y el narrador). Ambos siguen una rígida rutina gris. Pero la absoluta monotonía a la que se deben se rompe cuando empiezan a escuchar ruidos imprecisos y se sienten obligados a ir abandonando estancias conforme las van tomando esos intrusos.
  • Cortázar nos lleva con maestría desde un plano realista a otro fantástico.
  • El lector, que asiste atónito al relato de los hechos y se merienda el cuento en un abrir y cerrar de ojos, no deja de hacerse preguntas durante todo el rato, hasta el punto de emprender su relectura en bucle por si acaso se le ha escapado algún detalle que le sirva para despejar las incógnitas. Pero la verdad es que por mucho que uno lo relea, saca poco en claro, si bien descubre paradójicamente nuevas y fascinantes interpretaciones, algunas de las cuales han centrado, centran y centrarán discusiones al respecto (algunas de ellas las comento más adelante). Decía que uno no deja de hacerse preguntas mientras lee el cuento. La primera cuestión que quema en las manos es por qué los hermanos no van a comprobar qué son esos ruidos, qué o quiénes los causan. Si tanto significa la casa para estos hermanos, ¿por qué esa falta de arrojo? ¿Por qué esa resignación a aceptar una derrota sin antes prestar cierta oposición? Otro tema que da mucho juego es cómo se debe interpretar la casa, si como epicentro del espacio de confort o como prisión, porque esta ahí esa sensación de claustrofobia derivada de la férrea dependencia a una rutina determinada por la ligazón a esa casa. (PELIGRO SPOILER) ¿Y qué significa tirar las llaves por la alcantarilla? ¿Quieren con ello proteger a los demás de la casa y de los intrusos que la han tomado? ¿O es signo de liberación?
  • El texto se presta a una lectura múltiple. Las interpretaciones de este cuento son diversas y todas pueden valer: desde alegoría del peronismo y de la situación argentina, pasando por la expulsión de Adán y Eva del Paraíso o el empuje de las nuevas generaciones frente a las predecesoras, hasta metáfora de la emigración y sus consecuencias (el desarraigo, la pérdida de seguridad, la nostalgia). Sin embargo, la interpretación dada por el autor va por otros derroteros. Explicó que el cuento es el resultado de una pesadilla. Cortázar «soñó» ese cuento: «Había una cosa espantosa que avanzaba hasta que me dirigía a la puerta de la calle». Aquí podéis encontrar el fragmento de una entrevista en la que habla sobre este asunto.
  • Sobre el autor: Los maestros de las letras tienen en común su hambre lectora. Julio Cortázar (1914-1984) se leyó hasta el Pequeño Larousse. El profundo conocimiento de las palabras que se deriva de las horas pasadas y disfrutadas delante de un libro le permite forzar la frontera de la realidad y la fantasía, obrar textos no lineales o inventar idiomas (como el «glíglico» de «La rayuela») y que sus atrevimientos resulten absolutamente magistrales.

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2 comentarios en “Ocho razones para temer”

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